Cien años: Historia del Club Amado Nervo

Como era habitual en esa época, a principios de siglo se reunían las famosas barras de la esquina para discutir de fútbol, cine y bailes, entre otras cosas. En una de esas esquinas de nuestra ciudad estaba reunida una de ellas, pero no discutían, todos estaban de acuerdo en fundar un club y eligieron el nombre de un poeta que conjuntamente con Rubén Darío constituían la moda cultural de ese entonces: Amado Nervo. Fallecido en 1819 después de haber sido embajador plenipotenciario de Argentina y Uruguay.

Así, “El 1º de mayo de 1920 fundose con el lema Mens sana in corpore sano la institución denominada Amado Nervo”, como dice el primer artículo del estatuto social y cuya secretaría estaba ubicada en Mariano Acosta 1253 de Avellaneda, en el barrio también conocido como La Mosca. Fueron años de fútbol y sacrificio, ya que los días que se jugaba de local cargaban los postes de los arcos y con ellos al hombro recorrían el trecho hasta su canchita, situada donde hoy están las canchas de tenis del Club Atlético Independiente.

Tres años después, la Inspección General de la Municipalidad certifica la inscripción del Club Atlético y Biblioteca Amado Nervo. Al año siguiente los Ferrocarriles del Sud informan que los terrenos que ocupa la cancha de fútbol están destinados al uso exclusivo del Ferrocarril. Meses después, en una asamblea realizada por los socios en la Avenida Pavón 1194 se aprueba fundar una sociedad de fiestas solamente, quedando constituida una institución denominada Sociedad Recreativa Amado Nervo, quedando como presidente Ambleto Nicolini.

La falta de deportes y espacio hicieron que el club comenzará a languidecer, pero el 28 de enero de 1935 se refunda el Club Amado Nervo Social y Deportivo. Su primera secretaría estuvo en la calle Heredia y años más tarde se mudó a Lafuente 41. Era un pequeño salón en el que se vivieron momentos inolvidables con fiestas y bailes amenizados con famosas orquestas como la de Julio Caro, Anselmo Aieta, Osvaldo Fresedo y Roberto Flores. El club contaba con dos compañías de teatro integradas por socios del club.

Todavía algunos socios recuerdan los festejos patrios y las carreras de bicicletas. También se daban clases de corte y confección y se contaba con una escuela donde daba clases Hilda González de Duhalde, quien vivía a una cuadra del club. En mayo de 1958, se obtuvo la personería jurídica del club y se entrega a su dueño el local de Lafuente 41, trasladándose a la sede actual de Lafuente 173. En una reunión de Comisión Directiva realizada el 6 de abril de 1977, el presidente de entonces propuso ampliar el salón. Aprobada la propuesta, comenzó una nueva etapa en el club.

Sin un peso, se comenzó la tarea con las donaciones que fueron llegando. En 1985 se festejaron las Bodas de Oro con la presencia del ex Intendente Luis Sagol, quien otorgó un subsidio para techar la pista, la construcción de los vestuarios y baños y dos oficinas. La biblioteca por su parte siempre estuvo contemplada aunque por momentos fue descuidada por el devenir de los acontecimientos. Se recuperaron algunos libros y con lo recaudado a través de las fichas de metegol y de la recolección de diarios, además de las donaciones, se llegó a los dos mil volúmenes.

Con las nuevas instalaciones el club comenzó a avanzar en lo deportivo. Fútbol, volei, atletismo, patín, ajedrez hicieron que el club obtuviera varias medallas. Hasta el ex presidente Alfonsín participó de un festejo y entregó premios. La institución también comenzó a preocuparse y a trabajar por los problemas del barrio y así participa del Consejo Vecinal de Piñeiro y del Foro de Seguridad. Gracias a la ayuda de Hilda Duhalde se construyó una nueva biblioteca que alberga en la actualidad 6 mil libros y que contribuyen a la economía de los vecinos que pueden retirarlos durante todo el ciclo lectivo.

Son muchas las actividades que el club realiza y realizó a lo largo de 100 años de trayectoria siguiendo el espíritu de los fundadores, plasmado en un artículo del primer estatuto de la institución: “Con preferencia y galardón para todos los asociados, es de llevar en el lema de la insignia color verde y blanca y tener en cuenta que esta institución es indisoluble. Que en ningún momento debe abandonarse.