LAS VUELTAS DE LA VIDA

Las calesitas son un entretenimiento escaso en Avellaneda, pero que no pierden la vigencia para los más chicos. La de plaza José Mármol resiste a los tiempos digitales. La calesita de la Plaza José Mármol es, más allá de un entretenimiento tradicional, un semillero de historias que comparten tres generaciones familiares y un sinfín de significados para los habitantes de Piñeiro. En sus juegos dieron vueltas miles de chicos del barrio que hoy ya llevan a sus nietos manteniendo una tradición que resiste a la alienación de las nuevas tecnologías. Su actual dueño, Alejandro Valiante, trabaja exclusivamente con la calesita desde hace cuatro años los días feriados y los fines de semana. Él es un ex empleado de una multinacional tecnológica y cuando se quedó sin trabajo, comenzó a buscar fondos de comercio para invertir y se topó con la posibilidad de adquirir la calesita. También cuenta con la colaboración de su padre Pascual, alias “el tano” para limpiar y restaurar los juegos.

“Le falta agregar un poco de pintura y cuidado a los juegos pero se revierte con la buena onda que le pongo cotidianamente. Los limpiamos y reparamos porque comprar un juego nuevo ronda por los catorce mil pesos, entonces nos conformamos con mantenerlos y forjar el vínculo con los chicos y sus familias”, asegura Valiante. La calesita data de principios de los sesenta, según cuenta una vecina del barrio, pero su reinauguración fue en el `83, con la vuelta de la democracia, estuvo a cargo de Jack Barreiro Barreiro, un inmigrante gallego que trabajaba en la fábrica de enfrente de la plaza y cuando terminaba su jornada laboral por la tarde, cruzaba y abría la calesita para todos los chicos del barrio.

Alejandro cuenta que depende del clima para poder abrir la calesita. “Cuando hay dos fines de semana seguidos que llueve o hace frío se complica. A pesar de eso, los chicos saben que la calesita esta siempre abierta apenas mejora el clima, y que pueden comprar sus fichas y llevarlas a sus casas para la próxima vuelta”, afirma Valiante. Este entretenimiento familiar atraviesa varias generaciones de vecinos del barrio. “Vienen abuelos que traían a los hijos y ahí te das cuenta que se van pasando los años porque los chicos crecen y después no vienen más , y años después aparecen los abuelos que habían traído a los hijos, nos muestran fotos de cuando los juegos eran nuevos y ahora traen a los nietos”, recuerda Valiante.

La famosa calesita de la Plaza José Marmol cuenta con una página de facebook y muchos seguidores (La Calesita de Piñeyro Avellaneda), donde vecinos del barrio suben fotos actuales de sus hijos o nietos y algunos publican fotos antiguas de cuando ellos eran chicos; además de un pequeño kiosko que vende golosinas para hacer de la salida con los chicos una completa diversión. Dora Santos, vecina de Piñeiro, dijo que este recreo familiar atraviesa distintas generaciones, ella lo disfrutaba a sus 7 años de edad y ahora ronda un poco mas de 60 años; luego de mucho tiempo la llevo a su hija Karina Santos, quien ahora tiene 36 años y lleva a su hija Ámbar de tan solo 2 añitos, Dora conto que es un trasvasamiento generacional y que sirve para que los chicos sociabilicen con otros chicos. Por su parte, Karina dijo que es bueno para que no estén encerrados en la casa jugando a los jueguitos o viendo la tele y que desarrolla la capacidad de imaginar, aprenden a compartir y hacen amigos del barrio.

Actualmente en Piñeiro, es la única calesita que a pesar del tiempo, más de tres décadas, no se perdió la costumbre de llevar a los chicos a dar esas vueltas entretenidas, jugando a agarrar la sortija y disfrutando de los días soleados.

Por estudiantes de IUNMA