La crisis económica golpea al Outlet de Cabildo

La baja del consumo llegó al Paseo de Compras Rivadavia de Piñeiro. Una muestra de la alicaída economía argentina contada por los protagonistas, los comerciantes.

Los puesteros que integran el centro comercial llegan de varios lugares, algunos son vecinos de la Avellaneda y provienen de barrios como Sarandí o Villa Domínico, otros viene de más al sur como Lomas de Zamora o Turdera. Algunos tienen diseños propios, otros venden ropa de lo que tradicionalmente se llama “segunda marca”. La hay de bebés, para hombres y mujeres de todas las edades. También hay ropa deportiva y calzado. Si bien el rubro textil es el que abunda, no son los únicos que habitan este galpón. Hay diferentes locales que venden las más diversas mercancías. Desde su creación el Paseo de Compras Rivadavia se convirtió en un atractivo y polémico centro comercial de Piñeiro. Andrés y Graciela tienen un local de gráfica y diseño. Hace 12 años que están en el centro comercial. Hacen ploteos, decoración de vidrieras, marquesinas, estampados, sublimados tarjetas, volantes, entre otros productos. Son de los primeros en el OUTLET y de los que por ahora no piensan irse. Al hablar de la realidad de un comerciante en estos últimos dos años afirma que “desde que asumió Mauricio Macri las ventas cayeron un 80 por ciento”. “Los insumos de el rubro gráfica son todos importados por lo no me queda otra que subirlos, si sube el dólar, suben los precios”, sostiene. Son muchas las horas que Andrés y Graciela pasan dentro del centro comercial en su visión de la rutina tienen mucho tiempo para observar. “Hay mucha menos gente y la gente pasea. Se usa menos la tarjeta y se paga al contado. Desde que cambio el gobierno, y yo soy apolítico, lo que cambió fue el modelo económico, que perjudico a la clase media y a los laburantes. A las pymes sobre todo. Macri nos está matando a todos”, afirma de manera irrefutable. Hasta hace dos años la ocupación de los diferentes puestos del centro comercial era total, incluso había lista de espera. La realidad en la actualidad es otra. Al recorrer las instalaciones se ven locales vecinos que son disimulados con mercadería de los puestos vecinos. Ya no hay lista de espera y se pueden conseguir locales. Estela es encargada de un local de ropa, trabaja hace 6 años en ese mismo lugar. “Las ventas están duras. Cuesta mucho mas vender. La gente cuida el bolsillo. La dueña tuvo que ir remarcando de a poquito”, dice Estela que también tiene el ojo predispuesto a hacer una radiografía de la situación: “la gente pasea y es mucha menos gente la que está dando vueltas”. Aprovechando la entrevista Estela cuenta su situación personal : “al aumentar tanto todo la plata se desvaloriza, no aumentan los sueldos. Y así estamos”. Haciendo este simple análisis, que a veces los economistas en los grandes medios lo explican de manera rebuscada pero que todos podemos comprender, Estela concluye: “las cuentas no cierran”. Parece ser que, retomando la metáfora presidencial, el barco lejos de salirse de la tormenta, para el común de los argentinos y argentinas, está yendo al centro de la misma. El tono de los entrevistados es apático, no hay muchas esperanzas de que el conductor del barco cambie de rumbo, y para muchos sectores de nuestra población a veces la paciencia es infinita, pero eso es tan sólo a veces. Karina vende fragancias para ambientes, hace 4 años que trabaja en el OUTLET. El relato es el mismo, aumentos en los precios mayoristas, remarcación de los precios, menos gente y baja en las ventas. No hay duda alguna que en la Argentina, la crisis, por más que la quieran encubrir con perfumados discursos y lindas fragancias, huele bastante mal.