Por Ariel Cortés (nota año 2005)
En El Pueblito, más precisamente el 1 de enero de 1933, se fundó el club Sol de Mayo. Ubicado en Villegas 160 fue uno de los primeros clubes del barrio y rápidamente logró convocar a gran cantidad de vecinos. Los varones jóvenes tenían un equipo de fútbol con el cual disputaban durísimos desafíos contra clubes de barrios vecinos. Pero una de las actividades más importantes que se realizaron y la más recordada por quienes tuvieron la oportunidad de vivir esa época fueron los clásicos bailes del Sol de Mayo. Centro de reunión de todos los chicos y chicas del barrio, fue también el lugar donde nacieron decenas de historias, de noviazgos, de encuentros. Muchos de los cuales se consolidaron con el tiempo dando paso a casamientos, hijos, nietos y también bisnietos.
Nuevas generaciones que hasta el día de hoy siguen poblando Piñeiro y que quizás no existirían de no haber sido por esos recordados bailes.La escritora Judith Gómez Bas dice: “casi todas las parejas que se formaron en El Pueblito en esa época se conocieron en los bailes de Sol de Mayo, y la mayoría se termino casando y formando una familia. Claro que cada vez somos menos nos lo que podemos contar esas historias”. Amalia Crusat de 85 años y José Roca de 90, son una de las parejas formadas en Sol de Mayo y cuentan con alegría y nostalgia su historia. Vecinos de El Pueblito desde que tenían catorce años y habitués de los bailes desde los 17, llevan ya 64 años de casados.
Provenientes de barrios de Capital, Amalia recuerda que en su infancia vivió en Villa Crespo justo al lado de la casa del maestro Osvaldo Pugliese, y que el gran pianista muchas veces se quejaba porque sus hermanos no lo dejaban practicar haciendo ruido con la pelota. El tango precisamente según afirma José, era la música preferida de los jóvenes y una de las que más pasaban en los bailes. Amalia menciona también el paso doble y el fox trot. José recuerda que las bebida preferida de los muchachos era la cerveza y que las chicas elegían el naranjin o la naranjada. Amalia marca claras diferencias con los bailes del presente: “Nadie se alcoholizaba, ni las chicas ni los chicos, todo era muy tranquilo”.
Los bailes se llevaban a cabo en una casa ubicada en Mariano Acosta y entre tangos, naranjadas y paso doble Amalia y José se enamoraron. “Nosotros nos conocíamos de el barrio desde chicos pero fue en Sol de Mayo donde empezamos a ser novios” dice Amalia. “En los bailes de Sol de Mayo mis tres hermanas también consiguieron novio”, aporta José quien se casó con Amalia cuando el tenía 26 y ella 21 años. Trabajador desde los 13 años, se desempeño mucho tiempo como oficial vidriero en la tradicional Papini Hermanos, luego fue propietario de camión, de taxi. “Era muy duro trabajar en la industria del vidrio. Muy duro para la salud”. Amalia asiente y dice: “Mi papa también fue vidriero y sé lo duro que fue para él. Tanto así que el decía que no quería que ningún hijo le salga vidriero. En definitiva no tuvo un hijo vidriero pero si un yerno”, dice entre risas.
Las mujeres en aquella época no trabajan y tenían tiempo para hacer cursos de corte y confección, o para agruparse en los clubes en las comisiones de damas, tal como lo hizo Amalia en Sol de Mayo. También para ir al cine: “Íbamos al cine Roca, al Colonial, al Maipú, a ver películas norteamericanas, españolas y argentinas”cuenta Amalia y José agrega: “Al Roca las chicas no iban tanto porque pasaban todas películas de cowboy, al Roca iba la muchachada”. Amalia dice que era tan fanática de las películas de Hollywood que le escribió cartas a varios actores norteamericanos y que algunos, como se estilaba en aquellos tiempos, le mandaron su foto autografiada. Lamentablemente los celos de José pudieron más y esas fotos quedaron hecha pedazos en algún tacho de basura.
Sol de Mayo se fusiono en noviembre de 1958 con el Club Ayersa y con la Unión Vecinal de Fomento dando origen a la actual Sociedad de Fomento, Social, Cultural y Deportiva Presidente Avellaneda. Sin embargo los 2 hijos, 6 nietos y 4 bisnietos de Amalia y José, junto a muchos otros, son el legado más importante que dejaron aquellos recordados bailes.