Sin lugar a dudas Alberto Barceló marco con sus formas y pensamientos a la historia de Avellaneda, de Buenos Aires y porqué no del país con la centralidad del puerto. Avellaneda creció a partir de la radicación de industrias y comercios sin control ni legislación. Barrio en formación liberado al mercado y al fraccionamiento de tierras en propiedad de los Piñeiro. Las industrias se fueron instalando y en 1938 se instaló la Cervecería El Halcón en la avenida Pavón 674. La cervecería era según afirman propiedad de Barceló, no por sus ganancias, sino por su posibilidad de blanquear dinero, producto de los negocios que se le atribuían al conservador. El manejo de la prostitución y del juego clandestino por ejemplo eran atribuidos a Barceló. El local Central de Partido Conservador ubicado en Pavón 22 era uno de los garitos más mencionados en la prensa y literatura argentina sobre esos años.
Don Alberto gobernó Avellaneda por primera vez en 1909 y luego desde 1924 hasta el 4 de junio 1943 mantuvo con sus hombres el poder al frente del poder ejecutivo. Entre 1919 y 1924 el radicalismo y el socialismo gobiernan Avellaneda sin que se noten las medidas distintas, mientras Barceló era el jefe de la oposición y el definidor de los gobiernos. Nunca se le conoció otra profesión más que la de político. Así además fue Diputado nacional, candidato a Gobernador y como premio consuelo senador provincial hasta 1943 cuando murió de reblandecimiento cerebral en su mansión, el Palacio Barceló en Lavalle 48.

Y es con una fábrica en Piñeiro que Barceló intenta blanquear algo de su fortuna. En 1937, en la Avenida Pavón 674, inicia la fabrica de Cerveza El Halcón que nunca llega a obtener ganancias y en 1944 presenta la quiebra por la cual un Juez pide la detención de su directorio en el que figuran, según el historiador local Norberto Folino,” desde el comisario Esteban Habbiage hasta el correveidile de turno”.
