Artemio Framini es, fundamentalmente, un militante peronista. Lo es desde su adolescencia cuando inició su militancia en la juventud peronista durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón y se fogueó en la resistencia peronista cuando este movimiento estaba prescripto. Nació en el barrio capitalino de Pompeya y recaló hace unos 30 años, por razones de trabajo, en Villa Porvenir. A los 78 años, don Artemio es el secretario de adoctrinamiento de la Unidad Básica Perón-Evita Inmortales, ubicada casi en la esquina de Humberto 1° y Galicia. La Voz de Piñeiro pudo entrevistar a este histórico peronista el 17 de noviembre, el día del militante, que Artemio festejó difundiendo algo de la historia de su vida, siempre ligada al peronismo.
La entrevista se realizó en la Unidad Básica, un pequeño local de cuatro metros cuadrados sobre la calle Humberto 1°, a escasos metros de la principal avenida de Piñeiro. La UB es un pequeño museo donde conviven libros sobre el peronismo, máquinas de escribir antiguos, carteles de todos los tiempos y recuerdos varios, sobre el peronismo. Algunos libros estuvieron escondidos durante las dictaduras y fueron donados por don Artemio, hombre empecinado en difundir la doctrina peronista entre la vieja y nueva militancia política, hoy en franco aumento.
Framini tuvo tres hermanos, entre ellos estaba Andrés, el más conocido. Andrés fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1962, pero no pudo asumir debido a que otro golpe de Estado lo impidió. Diecinueve años mayor que Artemio, Andrés Framini fue uno de los líderes del peronismo combativo que surgió tras la proscripción impuesta por la Revolución Libertadora. «Andrés estuvo más tiempo preso que en libertad», dice con ironía sobre su hermano, que murió en 2001 a los 87 años con un micrófono en la mano y hablando sobre el peronismo. Framini era secretario General del gremio de Obreros Textiles. Fue junto a Andrés que don Artemio hizo sus primeras armas en el peronismo de la resistencia.
De origen católico en la orden de los franciscanos, el primer oficio que tuvo don Artemio fue el de tejedor de lanas, el mismo rubro en el que estaba su hermano Andrés. «Antes había un trabajador por cada una de las máquinas, hoy una computadora maneja cinco máquinas a la vez», dice. Trabajó en Campomar, ubicada en Lanús y luego en varios talleres chicos de la zona. «Es que con el apellido que tenía nadie me daba trabajo», cuenta.
Mantener una conversación con Artemio Framini sobre un mismo tema no es fácil. Cada tema tiene una bifurcación y así un tema lleva a otro del cual ya no se puede volver. Es que Artemio además de haber vivido muchos de los momentos cruciales de la Argentina desde la militancia, como el 17 de octubre de 1945, el 19 y 20 de diciembre de 2001 y el 27 de octubre de 2010 cuando murió Néstor Kirchner, también es profesor de ciencias jurídicas e historia.
Un tiempo vivió en Uruguay cuando tuvo que exiliarse tras el levantamiento del general Juan José Valle y los sindicatos combativos para traer de regreso a Perón. Fue el 9 de junio de 1956 y Artemio junto a otros compañeros tenían la misión de tomar un tren de infantería, pero fueron recibidos a balazos. «Nos habían traicionado», asegura. El levantamiento fracasó y terminó con el fusilamiento de civiles y militares sublevados. Ese mismo día los Framini y varios sindicalistas más cruzaron clandestinamente a Uruguay desde el delta del Tigre. Estos fusilamientos fueron conocidos por el libro de Rodolfo Walsh, Operación Masacre. «En Lanús hubo hechos similares a los que denuncia Walsh en su libro», afirma
Sobre el 17 de octubre de 1945, Artemio recuerda: «No es verdad que lo organizó Cipriano Reyes, del gremio de la carne, como se dice en muchos libros. Mi hermano Andrés trabajaba en Piccaluga, en Barracas. Ahí salieron los trabajadores y se juntaron con los que venían de Avellaneda y de la zona sur».
Para Framini, los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández son los que más se acercan a la doctrina peronista. «El que no es loco no se atreve a nada», dice sobre el ex presidente Néstor Kirchner. A ambos mandatarios los conoció antes de que llegaran a la presidencia. Fue en 2001, durante el velatorio de su hermano.
«Fui muy amigo de Herminio Iglesias. Lo conocí cuando jugaba en Huracán. Él jugaba en la sexta y yo en la tercera. Durante un tiempo también militó en la Unión Obrera Metalúrgica, donde coincidió también con Iglesias.
Framini también fue trabajador de Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires y militante del gremio Luz y Fuerza (LyF). Trabajando para esta empresa estatal se jubiló, justo antes de la ola privatizadora del menemismo. En LyF, don Artemio conoció a Oscar Smith, secretario general desaparecido en Wilde durante la última dictadura militar. «El gato, como le decíamos, lanzó un paro revolucionario con corte de energía, ese mismo día lo levantó un grupo de tareas», recuerda Framini, quien también entabló amistad con el dirigente de los empleados de Farmacia, Jorge Di Pascuale, también desaparecido.
«Clarín nació en 1945 para apoyar a la Unión Democrática en contra de Perón, hoy mantiene la misma línea en contra de Cristina», afirma Framini, que se informa con Diario Popular, «porque no trae la información ya digerida».
Don Artemio se entusiasma con la creciente participación de los jóvenes en la política y sostiene que esta rama tiene que ser la más dinámica. «La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el Pueblo», recita Framini la primera de las veinte verdades peronistas y da por terminada una charla de alrededor de dos horas.
NOTA REALIZADA EN LA VOZ DE PIÑEIRO EN EL 2011