CASA INÉS: AQUELLOS PRÓSPEROS AÑOS

España, la madre patria, todavía sufría las consecuencias de la Guerra Civil cuando en 1950, un joven Emilio Riveiro decidió probar suerte en la Argentina y dejar todo, incluso a su flamante mujer con quien se había casada apenas un día antes de partir.

En nuestro país promediaba el gobierno de Juan Domingo Perón y los trabajadores alcanzaban niveles de consumo y movilidad social jamás pensados antes. Avellaneda, ciudad fabril, era un hormiguero de obreros, la localidad de Piñeiro concentraba una gran cantidad de empresas.

Con apenas 23 años, Riveiro recaló en Buenos Aires sin un centavo en sus bolsillos. “Había decidido empezar de nuevo, por eso no traje nada de dinero”, relató. Se instaló en la céntrica esquina de Corrientes y Callao y comenzó a trabajar en la famosa librería Peuser, que tenía unas 25 sucursales. Al poco tiempo obtuvo otro empleo en un estudio contable y durante cuatro años no supo lo que era el descanso.

Antes de que se cumpliera un año desde su llegada, Emilio logró pagar el pasaje para que su esposa Inés viniera a Buenos Aires. Con la experiencia y los ahorros, la joven pareja abrió su primera librería a la que bautizaron como Casa Inés. Era un pequeño local de 15 metros cuadrados en la avenida Rivadavia 992 en la localidad de Piñeiro. Corría el año 1956.

La pareja se instaló en el centro de Avellaneda. Dos años después mudaron la librería a la vereda de enfrente pero a un local propio en el ingreso al barrio de Villa Castellino. Las ventas habían aumentado y el espacio quedaba chico.

“Cuando llegamos se hablaba mucho de Alberto Barceló, se decía que daba leña y todo el mundo se callaba”, recordó Emilio.

Una década estuvieron en ese local. Años prósperos aquellos en los se vendían muchos productos escolares pero sobre todo libros para los hijos de los trabajadores que concurrían como enjambres a las escuelas públicas de la zona. “Apenas abrimos, un chico le dijo al padre que nos comprara a nosotros y así fuimos creciendo”, recordó Riveiro sobre el espíritu de la época.

No había entonces marketing y focus group, pero Riveiro pasó varios meses estudiando la zona donde se mudaría, aunque sin saberlo de manera definitiva, Rivadavia y Giribone. Enumera entonces un largo listado de empresas y comercios que hoy son sólo recuerdos al igual que los tranvías y los miles de trabajadores que transitaban por las calles. Detrás del mostrador de una librería abarrotada de artículos de todos los tiempos, Riveiro añora los tiempos en los que los clientes hacían cola en la calle.

NOTA PUBLICADA EN JULIO DE 2007 EN LA VOZ DE PIÑEIRO

Acerca de Hernán Bravo

Director y fundador del periódico La Voz de Piñeiro desde 2003. Técnico superior en Periodismo egresado de TEA en 1998.

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