LA JORNADA DEL 17 DE OCTUBRE DE 1945 EN EL PARTIDO DE AVELLANEDA

Roberto J. Tarditti / Cristina B. Kölln / Fabián Perino / Ricardo González

Introducción 

En este trabajo presentamos los resultados provisorios de una descripción y un primer análisis de lo ocurrido en las jornadas de octubre de 1945, Un hecho decisivo en el proceso de formación de una nueva alianza social y política que toma la denominación de peronismo. Nos limitamos aquí al estudio de un aspecto parcial de lo acontecido. 



Nuestro relato refiere a lo que ocurre en la lucha de calles; es en ese ámbito en donde hace manifiesta su disposición a la lucha una fuerza social de base obrera, que se moviliza reclamando la libertad de Perón, recientemente detenido. Delimitamos temporal y geográficamente el hecho a lo que ocurre entre el 15 y el 18 de octubre en Avellaneda, y en los puentes sobre el Riachuelo, nos referimos también a los principales hechos en la Capital. 

Con relación al hecho nos preguntamos: qué tipo de hecho es, qué objetivo se proponen los participantes (observado a partir de las acciones que realizan y no de cómo las verbalizan); predomina la acción espontánea o consciente (respecto al grado de organización); es significativa la participación de sectores con un bajo nivel de institucionalización (en cuanto al usufructo de derechos civiles y políticos), como mujeres y jóvenes. 

En un segundo plano de problemas, la investigación nos lleva a los siguientes interrogantes: qué elementos permiten inferir que las jornadas se enmarcan dentro de un enfrentamiento armado diferido; que elementos permiten considerarlo un hito; hace a la génesis o a la formación de una alianza; la misma es de carácter político y social; en el marco de que estrategia de la clase obrera se inserta el hecho. 

Si bien existen numerosas referencias a lo ocurrido en esas jornadas, en términos generales las interpretaciones han quedado teñidas por las posiciones que asumen las fuerzas enfrentadas. Desde la fuerza política emergente en esta coyuntura, el peronismo, se ha puesto el énfasis en un solo día, el 17 de octubre como una fecha fundacional de la clase obrera, tendiendo a relativizar las luchas anteriores[2]. Desde la otra alianza, se ha caracterizado al hecho como el movimiento del ‘lumpen proletariado’, el aluvión zoológico de los ‘nuevos obreros’, los ‘cabecitas negras’ del Interior emigrados a Buenos Aires, y manipulados por un demagogo[3]. 

Espacialmente atendemos a lo acontecido en el área sur del Gran Buenos Aires, en los partidos predominantemente urbanos. También prestamos especial atención a lo que sucede en la proximidad de los puentes sobre el Riachuelo. 

Hay pocos trabajos que realicen una descripción exhaustiva del hecho; y si bien hay referencias a la zona Sur del Gran Buenos Aires, no conocemos ninguno que se ocupe específicamente de lo acaecido en esta zona, un ámbito clave en el hecho[4]. 

Hay pocos trabajos que realicen una descripción precisa de lo ocurrido del 15 al 18 de octubre de 1945 en Argentina, menos aún que se refieran específicamente a la zona sur del Gran Buenos Aires, aunque encontramos referencias a la misma en varios trabajos, una zona clave en el hecho[5]. 

En octubre de 1945, la fractura de la burguesía recorre toda la sociedad y afecta también al movimiento de oposición gestado a comienzos de la década del ’30; se han constituido dos fuerzas sociales enfrentadas que encabezan distintas fracciones de la burguesía. Un punto central en la disputa refiere a la guerra interimperialista y al lugar que ocupará Argentina. 

En este contexto el día 9 de Octubre Perón renuncia a los tres cargos que ocupaba, también renuncian el jefe y el subjefe de la Policía Federal; el día 10 convoca a los trabajadores a un acto frente a la Secretaría de Trabajo y Previsión en el que se despide de los trabajadores. El día 12 es detenido y llevado a la isla de Martín García. El día 13 un grupo de dirigentes sindicales presiona sobre la dirección de la CGT para que declare la huelga, pidiendo la libertad de Perón. La policía va al domicilio de algunos de estos dirigentes con intención de detenerlos. El día 14, algunos grupos de obreros se muestran dispuestos a paralizar las tareas y lo manifiestan a sus direcciones sindicales. También detienen al coronel Mercante. “En todos los lugares donde estábamos organizando nuestras fuerzas masivas como prolegómenos de aquel gran acontecimiento del 17, se producían escaramuzas o enfrentamientos de grupos de obreros activistas o Comités de Huelga con la policía”[6]. 

A las 6,30 hs. del día 15 Perón es trasladado desde Martín García al Hospital Militar Central de Buenos Aires. Ese mismo día Juan Álvarez presenta la lista de candidatos para integrar el nuevo gabinete: Tomás Amadeo, Alberto Hueyo, I. Ruiz Moreno, Jorge Figueroa Alcorta y Antonio Vaquer. 

El día 15 

Cuando los obreros del frigorífico Wilson (partido 4 de Junio, hoy Lanús) se reúnen con activistas, en los alrededores de la empresa, la policía comienza a intervenir y a dispersar los grupos. La difusión radial de los miembros del nuevo gabinete de corte conservador, genera un rápido rechazo entre los obreros. 

A las 10 hs., en la reunión del Comité de Enlace Intersindical (coordinadora sindical creada originalmente en Berisso), en la CGT, los activistas de la fábrica Papini, de Avellaneda, expresan que están en condiciones de movilizar a los obreros en rechazo al nuevo gabinete; coinciden con ellos, Enrique Dellabusca del Wilson, los hermanos Reyes de los frigoríficos de Berisso, y el obrero Vicente Garófalo del vidrio; acuerdan en “que la gente está dispuesta a ganar la calle”[7]. 

El día martes 16 
Desde horas de la madrugada se hace visible la presencia de activistas en algunas empresas de alta concentración. Una de éstas es el frigorífico Wilson. Frente a sus portones un grupo incita a quienes van llegando a no ingresar. Clarín del 17 señala que los activistas responden “a los hermanos Reyes”, lo que confirma el propio Cipriano Reyes: ”El día 15 fue de una tarea totalmente laboriosa… todos estos movimientos debían estar perfectamente sincronizados con el Comité de Enlace Intersindical… Enrique Dellabusca, -era- quien tenía la misión de dirigir las agrupaciones y concentraciones de obreros del Wilson, y de toda la barriada de Puente Alsina y entrar por el puente Uriburu”[8]. 

La actividad desarrollada frente al frigorífico norteamericano se inscribe dentro de un plan que busca paralizar a algunas de las empresas claves, teniendo presente que su cierre va a repercutir sobre las más pequeñas; se tratará luego de movilizar a los huelguistas hacia el centro. Si bien el intento matutino del Wilson no prospera, la propuesta encuentra eco en otras fábricas y talleres. 

Quienes van abandonando sus lugares de trabajo se reagrupan e insisten frente al frigorífico norteamericano: “obreros adictos a la misma tendencia… llegaron frente al frigorífico Wilson en Avellaneda, donde se hizo una numerosa concentración, algunos armados, intimidando al personal que se dirigía al trabajo”[9]. 

La insistencia finalmente da su fruto, el periódico llamado El Diario señala: “Elementos que están debidamente calificados, mediante amenazas, lograron que los obreros del frigorífico Wilson de Avellaneda abandonaran sus tareas”[10]. 

Lo que ocurría en los portones del Wilson provoca un inmediato repudio por parte de la FOIC, “diversos organismos de los trabajadores de la carne denunciaron el hecho a las autoridades, y la Federación Obrera de la Carne (FOIC) dirigió un telegrama al interventor Reales en los siguientes términos: Gente armada. Extraña frigorífico. Impidió entrada a Wilson. Pedimos garantías y deslindamos responsabilidades”. 

Cuando “los obreros del frigorífico Wilson de Avellaneda, abandonaron sus tareas. De inmediato se constituyeron en manifestaciones que recorrió algunas calles vivando el nombre del ex vicepresidente de la República y solicitando su libertad… Cosa similar ocurría en las inmediaciones de los talleres de la finca Siam Di Tella de Avellaneda, profiriendo gritos contra los obreros que se encontraban trabajando y obstaculizando la entrada de ellos. La manifestación que no pasaba de dos mil participantes recorrió las calles. La policía guardó una actitud pasiva, dejando que los manifestantes cumplieran su cometido y como no se registraron otras alternativas, no tuvo necesidad de intervenir”[11]. 

Los obreros que han adherido al paro comienzan a marchar, entre ellos se encuentran los obreros del Wilson, “alrededor de las 10:10 hs. de ayer, un grupo de obreros calculados entre 10.000 y 15.000 personas han cruzado los Puentes Pueyrredón y Tte. Gral. Uriburu… Los manifestantes gritaban “viva Perón” y reclamaban su libertad”, y marchaban hacia el centro de la Capital[12]. 

La enorme masa de obreros movilizados atemorizó a la policía. Era de esperar que su número fuera en aumento. 

“Al mismo tiempo que se producían esos conatos de desfiles” en la Capital Federal, había nuevos grupos que “intentaban cruzar el Riachuelo”; en vista de ésto, “la policía dispuso levantar los puentes” y “establecer una severa vigilancia reforzando las dotaciones de guardia. Estas personas venían con el evidente propósito de engrosar los grupos de manifestantes que recorrían las calles de la ciudad”[13]. 

El levantamiento de los puentes crea un obstáculo difícil de superar para los manifestantes; “algunos de ellos… cruzaron el puente ferroviario saltando sobre los durmientes con grave peligro del paso de los trenes y el riesgo de caer al agua”[14]. Quienes van cruzando se reagrupan en distintos puntos de la Capital; uno es “en la avenida Vélez Sarsfield al norte”, informa el diario Clarín del día 17. 

El reagrupamiento y marcha hacia el centro de Buenos Aires fue objeto de ataques por parte de la policía de la Capital; trataba de disolverlos de la misma manera que había despejado a los manifestantes reunidos en Plaza de Mayo[15]. 

Mientras ésto ocurre en la Capital, en el sur del Gran Buenos Aires “comenzaron a llegar a distintas fábricas grupos de personas que conminaban a los patronos a permitir la salida del personal, amenazándolos con tomar represalias inmediatas. En algunos casos, los patronos solicitaban el auxilio de la policía, mientras procuraban dilatar el procedimiento, pero en vista de que no existía posibilidad alguna de protección, dieron salida a los obreros que se hallaban trabajando, muchos de los cuales… se plegaron a los núcleos que recorrían las fábricas y comenzaba a improvisarse una columna cada vez más numerosa con el propósito de dirigirse a la Capital Federal”[16]. 

Los ataques policiales, la dispersión, el reagrupamiento y las marchas continuaban en la Capital El diario Clarín registra: “poco después de las 15,30”, “diversos grupos” que se habían dispersado, se “integraron” en una nueva “manifestación”, y comenzaron a marchar “hasta la casa de gobierno”[17]. 

La policía actúa de manera dispar, mientras que la de la Capital dispersa a quienes se agrupan y marchan; la de la provincia de Buenos Aires, en Avellaneda y Lanús se mantiene en una actitud pasiva, mientras que en Berisso reprime duramente. 

La Policía Federal, en la Capital, ataca con gran despliegue de efectivos y con tanques, después de las 15,30 hs, “en el cruce de la Av. Entre Ríos y Pavón, 300 agentes policiales procedentes del Departamento de Policía… dispersaron” a un grupo de obreros que está ingresando a Capital por Avenida Velez Sarsfield[18]. De la misma manera, en el parque de los Patricios, “tanques y tropas salieron apresuradamente esta tarde del Departamento Central de Policía para dispersar a una columna de obreros de los frigoríficos que a los gritos de ¡Viva Perón!, ¡Libertad a Perón!, se dirigían a la capital procedentes de Avellaneda. La columna de manifestantes fue detenida por la policía, como los obreros ofrecían resistencia se produjo un recio tiroteo del cual se desconocen hasta ahora los resultados. Simultáneamente se supo que un grupo compuesto por 700 personas llevando garrotes enarbolando una bandera argentina se dirigía al centro de la capital por la calle Santiago del Estero a los gritos de ¡Viva Perón!”[19]. 

La Policía Federal emite un comunicado en el que “informó que fueron disueltos grupos de personas que procedían de Avellaneda y pueblos vecinos que se dirigían al centro de la ciudad constituídos en manifestaciones y vivando al coronel Perón”[20]. Como el avance de los obreros hacia la Capital es incesante se tomaron nuevas medidas, “la policía dispuso levantar los puentes que unen la Capital Federal con la Provincia y establecer severa vigilancia reforzada con dotaciones de guardia”[21]. 

Algunos grupos de manifestantes ingresan a la Capital por Pompeya, y así queda asentado en los registros policiales; a las 14:00 hs. la Comisaria 31° de la Capital informa que “400 personas cruzan el Puente Sáenz en dirección al Centro”; y nuevamente a las 15:10 hs. la Comisaría 34°, informa que “400 personas cruzan el Puente Sáenz pidiendo la libertad de Perón”[22]. 

La policía de Avellaneda y Lanús continúa expectante y sin intervenir, “hasta esos momentos tales actividades no fueron dificultadas en ninguna forma por la policía de las respectivas secciones, no habiendo que lamentar, por otra parte, ningún hecho de violencia, debido a que los patronos se mantuvieron en actitud pasiva ante la imposibilidad de oponerse a los acontecimientos”[23]. 

En horas de la tarde, en las zonas fabriles del sur del gran Buenos Aires el entusiasmo con el paro y la movilización se extiende, y se va incrementando el número de obreros decididos a marchar. A ellos se les van sumando los que no han acatado el paro, y que sin embargo, al concluir su jornada de trabajo se muestran dispuestos a movilizarse. 

En Avellaneda la concentración fue en aumento, y “alrededor de las 16 hs. se 

formalizan dos caravanas” prontas a marchar[24]. Mientras que la mayoría se mantiene encolumnada, algunos optan por desprenderse y moverse en pequeños grupos, buscando cruzar por lo puentes del ferrocarril, o recurriendo a los botes. 

Improvisados dirigentes de la masa, la que ya alcanzaba a varios miles, tratan de organizar las columnas que marchan decididas a presionar a la policía en los puentes, “Pasadas las 18, todos los obreros de Avellaneda concentrados dispusieron dividirse en dos columnas. Una de ellas formada por más de 6.000 personas, entre las que predominaban gran cantidad de mujeres, quienes iniciaron su marcha hacia esta capital, pero al llegar al puente General Uriburu, numerosa policía procuró disuadir a los manifestantes de proseguir el desfile”. El paso se mantiene obstruido, “los obreros se dividieron entonces en numerosos grupos que, aisladamente prosiguieron la marcha en distintas direcciones”. Pero la mayoría retorna hacia el centro de Avellaneda en busca de la otra columna, para reagruparse e intentar el cruce todos juntos por el puente Pueyrredón[25]. 

El diario La Época amplía los detalles, los que vuelven del puente Uriburu se reencuentran con la otra columna en Pavón; la misma está “formada por varios millares de trabajadores de los frigoríficos y otros establecimientos industriales”. Reagrupados continúan “su marcha por la avenida Pavón… hacia la intersección de Pavón y Mitre, en la entrada del puente Pueyrredón”. Allí son nuevamente “rehechas ambas columnas”, y deciden presionar en masa sobre el puente Pueyrredón, pero nuevamente se topan con los uniformados; “intervino la policía de la capital, que determinó a los manifestantes a interrumpir su paso”. 

El diario La Nación señala, sin aclarar cómo se logra, que “la mayoría” cruza el Riachuelo, y que “aparecieron poco después concentrados en lado de la Capital Federal”; ya en territorio capitalino, continúa el diario, “se rehizo la marcha a los gritos de ‘viva el coronel Perón'”. Continúa la crónica: “nutridos grupos que integraban esas columnas… continuaron a pié su marcha hacia la zona céntrica de la Capital, dirigiéndose a las calles adyacentes donde se halla la Secretaría de Trabajo y Previsión”. Un grupo de unos trescientos, que avanzan por Montes de Oca, son disueltos por la policía[26]. 

En tanto, también comienzan a llegar a la Capital obreros procedentes de Villa Urquiza y de San Fernando y se dirigen al centro de la ciudad. 

En horas de la noche, la Inspección de Zona de la policía de Avellaneda, emitió un informe sobre la adhesión a la huelga espontánea; los obreros que “pararon en Piñeyro, Valentín Alsina y 4 de Junio (Lanús) fueron 14.000”. El periódico, La Época, que publica el informe, aclarará que “entre las dos columnas que trataron de marchar a Capital”, en horas de la tarde, “se contaban 30.000”. Si nos atenemos a estas cifras, se puede apreciar que la mitad de los obreros que marcharon lo hicieron luego de parar en sus lugares de trabajo; mientras el resto lo hizo luego de concluida su jornada laboral. 

El día miércoles 17 
Desde las primeras horas de la mañana, comienzan a movilizarse distintos grupos de obreros activistas en el sur del Gran Buenos Aires. Se muestran aún más decididos que el día martes en su objetivo de lograr un paro general de actividades y una movilización masiva. 

En algunos lugares del Interior, el paro general ya se estaba realizando, en Tucumán la FOTIA había decidido una huelga por tiempo indeterminado. 

En el sur del Gran Buenos Aires, alrededor de las 6 de la mañana, grupos de activistas comienzan a hacer efectiva su decisión y cortan las vías del tren del Ferrocarril del Sud, en Gerli y Lanús. 

La intervención sobre los medios de transporte va asociada a la decisión de influír sobre quienes van a trabajar, se busca la adhesión de éstos al paro y a la movilización. El mismo objetivo se busca en fábricas y talleres; “grupos dispersos invitaban a los trabajadores a abandonar sus tareas y a unirse a ellos en marcha hacia el centro de la ciudad… En algunos talleres particulares, esas delegaciones de gentes armadas penetraron en locales de trabajo consiguiendo la paralización de la labor diaria”[27]. 

La adhesión al paro se fue extendiendo rápidamente, “cerraron fábricas en Avellaneda, La Boca, Barracas y en otros barrios”[28]. El diario La Época del día 17, precisa: “en Avellaneda, se declaran en huelga los trabajadores del Frigorífico La Negra, Cristalería Papini y los Talleres Metalúrgicos Tamet”. 

Además de estas empresas, que se cuentan entre las de mayor concentración obrera, adhieren al paro los obreros de numerosas fábricas y talleres más pequeños. “Avellaneda es un bosque de chimeneas apagadas”, numerosas fábricas “han cesado prácticamente sus tareas”; el diario La Época del día 17 amplía la información, hay “huelga de brazos caídos en Berisso; el pueblo enfrenta a la policía”. En horas de la tarde, estos mismos obreros de Berisso van a converger sobre Avellaneda decididos a marchar hacia el centro. 

En Remedios de Escalada, en donde están los grandes talleres ferroviarios, se ha declarado un paro general; también hay paro absoluto en Campomar, Giardino y Cristalería Papini; en Quilmes se han declarado en huelga algunos institutos educacionales, la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela Técnica nocturna. En Barracas se declararon en huelga los obreros de Noel, Alpargatas; y también obreros de Klockner y de la compañía Dodero. 

El paro se hizo extensivo al transporte, “cerca del mediodía, el paro de colectivos y tranvías era absoluto”[29]. 

La presión de quienes se habían movilizado se hizo sentir sobre los medios de transporte que aún funcionaban; las “columnas entorpecieron el tránsito” y también “sacaron los tranvías de los rieles, bajaron a los pasajeros de los colectivos y amenazaron a los choferes para que vuelvan a la terminal”[30]. 

“En varios sectores de la provincia cercanos a la Capital, distintos vehículos de transporte colectivo fueron desocupados por sus pasajeros, a quienes se obligó a descender bajo amenaza… En Avellaneda fueron detenidos varios tranvías. A los conductores de otros varios, se los obligó a llevar los vehículos a las estaciones correspondientes, estuvieran o no ocupados. 

Cerca de la estación Lanús varios trenes fueron detenidos y sus ocupantes obligados a descender y seguir el trayecto a pié. Algunos de estos convoyes sufrieron destrozos de vidrios rotos a pedradas, y otros destrozos en asientos y tabiques, producidos por los más exaltados que ascendieron a ellos”[31]. 

También en las estaciones de ferrocarril se realizan piquetes, el diario La Época del día 17 señala, “en la Estación Lanús impedían la partida de trenes hacia Buenos Aires”, y desde Buenos Aires, “también detenían a los que salían de Constitución”. También está paralizada la estación Témperley del ferrocarril. 

En algunas estaciones son los propios obreros ferroviarios los que paran los trenes, como en el Ferrocarril del Sud, para cargar manifestantes y llevarlos a la Capital. Situaciones similares ocurren en otras líneas[32]. “Hoy sí que hubo 500.000 personas en las calles”. “Paran los trenes del sud; adhesión total de ferroviarios del Oeste y Pacífico; llegan multitudes del Interior”, informa La Época del día 17, en su Edición Extra. 

La policía de la provincia mantiene una actitud similar a la del día anterior, mientras que la de la Capital busca activamente obstaculizar las movilizaciones y, en un primer momento, va a optar nuevamente por levantar los puentes. Quienes se movilizan en la zona de Avellaneda y Lanús, “no hallaron dificultades en la actitud de la policía”, y “tuvieron tiempo para irse desplazando hacia los puentes de acceso a la Capital que habían sido levantados. Ya bien entrada la mañana fueron bajados de nuevo y entonces cruzaron por ellos grupos ruidosos aglomerados por la estrechez del pasaje, los cuales cruzaron ante los destacamentos policiales apostados en las cabeceras del lado de la Capital”[33]. 

En Capital Federal, en tanto, numerosos grupos de manifestantes se han quedado pernoctando allí, la calidez de la noche primaveral facilitó la estadía, se instalan en plazas y solares públicos, mientras grupos solidarios los proveen de alimentos. Un miembro de uno de estos grupos, el de ‘Jóvenes Revolucionarios por la Justicia Social’ que funcionaba en Avellaneda relata: “había que venir a buscar comida a Avellaneda, porque allá alrededor no había nada para comer”, “estaba todo cerrado”, y ya hacía “tres días que estábamos ahí”[34]. 

“Desde pasada la medianoche, hubo manifestaciones que recorrían la Avenida de Mayo, Plaza de Mayo y las calles aledañas. La policía intervenía y las dispersaba y volvían a reunirse”[35]. En horas de la madrugada estos grupos se mantienen activos y recorren la zona céntrica vitoreando el nombre de Perón. Frente a la Plazoleta de la República, uno de éstos fue reprimido enérgicamente por la policía. 

Desde muy temprano los grupos comienzan a converger hacia el centro; “los lugares estratégicos… eran dos: el Hospital Militar y la Casa de Gobierno”[36] allí se van a comenzar a concentrar los manifestantes; también se dirigen hacia una comisaría en donde hay varios detenidos del día anterior. 

En Avellaneda, a primera hora de la mañana, varios miles de personas comienzan a reunirse frente al puente Pueyrredón. La numerosa concentración obrera hizo que la policía de la Capital decidiera intervenir; a las 9,30 hs. personal de la Comisaría 30º de Capital “con refuerzo de la policía montada, procedió a disolver una manifestación de unas diez mil personas frente al Puente Pueyrredón”[37]. Sin embargo, a pesar de la carga de caballería, la misma Comisaría 30ª reconoce media hora más tarde, a “las 10 hs.”, que “alrededor de 3.000 personas cruzaron el puente Pueyrredón para reunirse en jurisdicción de la Capital Federal”. 

Los informes policiales dan precisiones sobre lo que está ocurriendo: a las 10,15 hs., los manifestantes que han cruzado el puente y los que se les sumaron en Barracas se reagrupan y constituyen “una columna de 10 cuadras”, señala la Comisaría 26°. La columna comienza a marchar “por Montes de Oca” en dirección al centro; al ingresar “por Bernardo de Irigoyen”, a las 10,45 hs. la Comisaría 4° informa que los que “avanzan” son “unas 20.000 personas” [38]. 

En Capital Federal, en los barrios del sur, continúan los choques de la policía con los manifestantes; muchos de éstos son quienes lograron salvar la valla natural que impone el Riachuelo, por el ferrocarril, en bote, a nado, o han atravesado algunos de los puentes viales. 

Llegaron a Avellaneda, procedentes de Berisso, unas 5.000 personas, “por el camino iban requisando todo lo que pudiera servir como medio de transporte: autos, colectivos, carros, también pedían a la gente que se sumara a la marcha. Llegamos a eso de las 4 de la tarde… Cuando llegamos a puente Barracas, nos encontramos con mucha gente, ya que habían levantado el puente y no se podía seguir. Los compañeros se largaban al agua como podían, usaban los botes, los transbordadores de los frigoríficos, tiraban bancos viejos o cualquier cosa que flotara para hacer balsas, otros simplemente nadaban en las sucias aguas del Riachuelo. 

“Así era el ansia por pasar al otro lado. Les dije que fueran por el puente del ferrocarril. A los pocos minutos bajaron el puente Barracas y la gente se aprestó a cruzar. La policía intentó cerrar el paso e hizo una descarga cerrada al aire. Escuche decir a un oficial a sus subordinados ‘¡déjenlos pasar… ¿quién ataja esto?!’”[39]. 

Otra columna de obreros, procedentes del sur, que logró penetrar a la Capital en horas de la mañana lo hizo por Pompeya: “1.500 personas cruzaron el puente Uriburu arengando a los obreros de la zona a que paren sus actividades y se sumaran a la columna. Al mediodía, la columna ya había llegado a Rivadavia y Av. La Plata. “Al llegar a Rivadavia al 2.600, les salió al cruce un camión de infantería y al 2.500, más efectivos pertrechados les salieron al cruce para dispersarlos. 

“Volvieron a concentrarse a la altura del Congreso. El Escuadrón de Seguridad de la Policía Federal los estaba esperando y reprimieron con gases lacrimógenos, haciendo que la columna se disperse y busque refugio en las bocas del subterráneo. “Luego de volver a concentrarse, al pasar por una obra en construcción en Sarandí 13, los manifestantes fueron atacados a pedradas por los obreros de la obra; lo que produjo la intervención de la policía para terminar con los disturbios”[40]. Estos manifestantes cuando avanzaban por la Av. de Mayo apedrearon el frente de un diario, aunque Noticias Gráficas no especifica cuál. 

Ese día 17 se produce un tiroteo frente al diario Crítica en Av. de Mayo al 1300, del que resultaron varios heridos y al menos dos muertos confirmados. 

Si bien, según los datos disponibles, el grueso de los manifestantes que ingresan a Capital proceden desde el sur del Gran Bueno Aires, también se registra el ingreso desde el norte y el oeste, a lo que se suma la movilización y marcha de los residentes en la Capital. 

La mayoría de las personas que provienen del sur ingresan a Capital caminando, pero también se utilizan los medios de transporte mientras funcionaron: “A los pasajeros de los medios de transporte que lograron cruzar a la Capital se los palpó de armas y siguieron su marcha”[41]. 

A fin de poder mensurar de alguna manera la procedencia de quienes están ingresado a la Capital, y la disposición a la lucha que manifiestan, reproducimos los datos de los choques entre policías y manifestantes en donde se puede observar que todos ocurren en la mitad sur de la Capital. 

Se registran choques entre manifestantes (señalamos su número entre paréntesis) y Policía Federal, en las siguientes horas y lugares: a las 7:00 hs. Brasil y Paseo Colón (1.000); 8:35 hs. Independencia y Paseo Colón, (una columna); 9:00 hs. se envían refuerzos de policía montada a Plaza de Mayo; 9,40 hs. por Belgrano hacia el bajo (400); 9:45 hs. en Vieytes (5.000); 10 hs. en México y Azopardo (500); 10,55 hs. Bernardo de Irigoyen y Belgrano (4.000); 11:10 hs. Av. de Mayo y Perú (una columna de 6 cuadras); 12:27 hs. Plaza de Mayo (“despejan la plaza”). 

Éste es el último choque que se registra entre manifestantes y policía. A las 13 hs. la policía se acuartela y cesa el enfrentamiento con los manifestantes. 

Todos los choques entre manifestantes y policías ocurren en el sur de la Capital Federal, también en esa zona es en donde la policía registra el mayor flujo de manifestantes en las calles; el área ha sido ‘invadida’ por las personas procedentes del sur del Gran Buenos Aires. 

Desde la mañana temprano, “la Policía Federal tuvo que reforzar las comisarías 16°, 26° y 30°, para poder contener a las columnas provenientes del sur”[42]. El mismo diario continúa: “Al pasar por la comisaría 26°, en Montes de Oca, frente a la Plaza Colombia, los manifestantes intentaron copar la comisaría, con intención de apoderarse del arsenal. Fueron repelidos sin usar armas de fuego. Los manifestantes dispersados volvieron a reunirse a la altura de la Av. Caseros”. 

El registro de las marchas callejeras en Capital, aunque se registran en distintos barrios de la ciudad; permiten apreciar el peso numérico de la zona sur. Los manifestantes registrados por la policía (entre paréntesis) según las distintas horas y lugares es el siguiente: 8:20 hs. jurisdicción de la Comisaría 24° (1.000); 8:40 hs. frente a la Comisaría 2° manifestantes reclaman la libertad de 70 detenidos; 8,40 hs. Plaza de Mayo (1.500); 9:05 hs. Alsina (4.000); 10,15 hs. Uspallata (2.000); 10,45 hs. Asamblea (400); 10:55 hs. empleados de la Estación Barracas de la Corporación de Transportes se plegaron al paro y se dirigen al Centro en camiones (40); 10,55 hs. Bernardo de Irigoyen y Pavón (4.000); 11:25 hs. Rivadavia y Av. La Plata (3.000); 11:50 hs. Rivadavia (400); 12:00 hs. Corrientes en jurisdicción de comisaría 5° (2.000); 12:10 hs. Corrientes en jurisdicción de Comisaría 3° (una columna de 10 cuadras); 12,10 hs. Callao y Cangallo, Montevideo y Cangallo, y Callao y Córdoba, (columna de 10 cuadras); 12:25 hs. Callao y Charcas (500); 12,27 hs. Matheu y Cochabamba (300); 12:50 hs. protestan frente a la Facultad de Derecho (50); 13:00 hs. Santiago del Estero (400); 13 hs. Las Heras (4 cuadras de manifestantes); Diagonal Norte y Florida (2.000); 13:10 hs. cerca de Plaza de Mayo (500). 

La consignas coreadas por los manifestantes y que se pintan en paredes y autos son: “Con Perón y con Mercante la Argentina va adelante”, “Volverá”, “Perón sí otro no”, “Mañana es san Perón que trabaje el Patrón”, “Haga patria mate un estudiante”, “Sin galera y sin bastón, los muchachos de Perón”. 

La movilización y la consigna es lo predomina: “era muy elemental… para que te des una idea de lo incipiente que era el peronismo, no hubo ningún orador que levantó tribuna. Vos no vas a escuchar que en tal esquina se levantó tribuna, no, nadie, era Perón, Perón, marchar y Perón, Perón. Ningún orador en ningún lado”[43]. 

En este momento se están desarrollando movilizaciones obreras en numerosas ciudades del país, como Tucumán y Córdoba, entre otras. 

La Plaza de Mayo se vio ocupada por un número considerable de manifestantes desde las 11:00 hs. A esa hora comienzan a entrar los que vienen por Paseo Colón y Leandro N. Alem. La policía intentó dispersarlos, pero enseguida llegaron más obreros, que comenzaron a entrar por Av. de Mayo, Diagonal Norte y Sur. Prontamente los policías se vieron desbordados por los manifestantes y fueron forzados a retirarse a los cuarteles. 

A las 13:00 hs. la policía se acuarteló, y en horas de la tarde los cuadros de conducción son desplazados por los oficiales peronistas depuestos días atrás. 

Además de los grupos sindicales que están organizando las movilizaciones se mencionan algunas agrupaciones políticas clandestinas, por ej., los Jóvenes Revolucionarios por la Justicia Social de Avellaneda. 

A las 17,00 hs. el Gobierno aprecia que no puede dispersar a la multitud que ocupa la Plaza de Mayo, pues ya hay más de cien mil personas y siguen llegando en camiones de Berisso, Cañuelas, Campana, Santos Lugares. Se pide la presencia de Perón. Ávalos hace traer a Mercante para tranquilizarlos pero no logra calmar los ánimos. Luego, los dos van a hablar con Perón al Hospital Militar para que venga, el propio presidente Farrell se comunica con Perón, y éste acepta concurrir a la Casa de Gobierno. 

A las 23,00 hs. Perón llega a la Casa de Gobierno y sale al balcón. Se escucha la voz de Farrell por los altoparlantes: “¡Atención Señores! … El hombre que por su dedicación y su empeño ha sabido ganarse el corazón de todos: el Coronel Perón”. A las 23,15 hs. aparecen en el balcón Perón con Farell, anunciado la renuncia del gabinete y Perón hace su discurso. 

La huelga general del día 18 

El 18 de Octubre, tal como se había resuelto, luego de un intenso debate, en la reunión del Comité Central Confederal de la CGT, realizada el 16 de octubre de 1945, se realiza la huelga general. El paro de actividades se extiende a “todo el país”. La Nación del día 19 señala: se paralizaron “casi totalmente las actividades de la capital”. Se vivió “ un día de quietud” aunque algunas “manifestaciones continuaron”. 

El paro es prácticamente total en la zona sur del Gran Buenos Aires; La Nación señala: en Avellaneda hay una “suspensión total de la actividades del comercio y la industria”, aunque funcionaron algunos servicios públicos y las oficinas municipales. Se repartieron volantes que invitaban a un mitin, el que se realizó poco después de las 16 hs. en Plaza Alsina y tuvo carácter multitudianrio. 

También “hubo manifestaciones populares en Valentín Alsina, Gerli, Lanús, Sarandí y Piñeyro. Las columnas recorren esas localidades y otras y cruzan a Capital… Dardo Olmos -uno de los oradores en la plaza Alsina de Avellaneda- proclama el 17 de octubre Día de los Trabajadores Argentinos… llama a la unidad para defender las conquistas logradas y conseguir la sanción del decreto de salario mínimo vital y móvil y participación en las ganancias de los patrones”[44]. 

Las manifestaciones “recorrieron las calles portando cartelones con leyendas alusivas”; en la Capital, la “agitación se trasladó luego a la zona céntrica, principalmente a la Plaza de Mayo… señalándose por su entusiasmo un grupo que se había trasladado desde Avellaneda”, una vez concluído el acto en esta ciudad[45]. 

Resultados 

La descripción y un primer análisis de lo ocurrido en las jornadas del 15 al 18 de Octubre de 1945 en el sur del Gran Buenos Aires, nos permite observar el enfrentamiento social en el plano de la lucha de calles. 

La descripción hace observable la relevancia que tienen en el hecho las masas obreras procedentes de las zonas fabriles del sur del Gran Buenos Aires. 

Con respecto a conceptualizar el hecho como espontáneo, consideramos que esta observación debe ser atenuada. Predomina el elemento consciente sobre el espontáneo, y en todo caso la espontaneidad debe ser entendida como un producto de la experiencia de lucha que ha acumulado la clase obrera argentina. Cumplen un papel destacado los dirigentes sindicales de un sector del movimiento obrero. 

En esta masa movilizada, es de destacar el peso de sectores con un bajo nivel de institucionalización como las mujeres y los jóvenes. 

En una primera conceptualización del hecho lo consideramos una huelga general con choque callejero, un hecho político; descartamos toda referencia al mismo como motín, menos aún como revolución. 

Consideramos que las jornadas constituyen un hito en la formación de una nueva alianza social y política que se gesta en la lucha. 

La meta que se proponen los obreros es la de penetrar el sistema institucional, esa es su estrategia, la de ser reconocidos como individuos portadores de fuerza de trabajo, con derechos civiles y políticos, ser reconocidos como ciudadanos. 

La irrupción de masas propia de este hecho, (a nivel de hipótesis que deberá ser estudiada) la consideramos como un factor decisivo en el desplazamiento del eje del enfrentamiento armado, tal como se presentaba (amenaza de Vernengo Lima de bombardear la Plaza de Mayo), al enfrentamiento en el campo electoral; lo que van a acordar las fuerzas en pugna para febrero de 1946. 

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[1] Colaboraron en una primera versión de este trabajo: María Luisa Pilla, Marcos Pereyra, Ricardo Guzmán, Emiliano Micheletti, Esteban Hernando. 

[2] Incluso historiadores extranjeros poco informados sobre Argentina repiten estas afirmaciones “en un sentido importante la clase trabajadora misma fue constituida por Perón”, James; Daniel; Peronismo e Integración, 1990, pág. 56. 

[3] Alianza política y electoral que atendiendo a los ocurrido de ahí en más podríamos llamar el ‘antiperonismo’; desde 1946 va a confrontar con el naciente peronismo y lo va a hacer por más de 30 años. 

[4] Hay descripción de los hechos en Gambini, Hugo; el 17 de Octubre de 1945, Ed. Brújula, Bs. As., 1969; Iñigo Carrera, Nicolás; ‘Lucha democrática de la clase obrera argentina en las décadas de 1930 y 1940’, en Revista Crítica de Nuestro Tiempo, Año II, N° 6, julio-agosto-septiembre de 1993; Luna, Félix. El 45. Editorial Sudamericana, Bs. As., 1999. 

Una descripción de lo ocurrido en La Plata en: James, Daniel; ‘17 y 18 de Octubre de 1945: El peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina’ en Torre, Juan Carlos (comp.); El 17 de octubre de 1945, Ed. Ariel, Avellaneda, 1995 

[5] Hay descripción de los hechos en Gambini, Hugo; el 17 de Octubre de 1945, Ed. Brújula, Bs. As., 1969; Iñigo Carrera, Nicolás; ‘Lucha democrática de la clase obrera argentina en las décadas de 1930 y 1940’, en Revista Crítica de Nuestro Tiempo, Año II, N° 6, julio-agosto-septiembre de 1993; Luna, Félix. El 45. Editorial Sudamericana, Bs. As., 1999. 

Una descripción de lo ocurrido en La Plata en: James, Daniel; ‘17 y 18 de Octubre de 1945: El peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina’ en Torre, Juan Carlos (comp.); El 17 de octubre de 1945, Ed. Ariel, Avellaneda, 1995. 

[6] Reyes, Cipriano; Yo hice el 17 de octubre, CEAL, Bs. As., 1984, pág. 221. 

[7] Reyes, Cipriano; op. cit., pág. 218. 

[8] Idem, pág. 218. 

[9] Clarín, 17 de Octubre de 1945. 

[10] El Diario, 17 de Octubre de 1945. 

[11] La Acción (San Juan), 17 de Octubre de 1945. 

[12] La Acción (San Juan), 17 de Octubre de 1945. 

[13] Clarín, 17 de octubre de 1945. 

[14] La Acción, San Juan, 17 de Octubre de 1945. 

[15] “Una manifestación de cerca de 300 personas se reunió esta mañana al pie de la estatua de Belgrano, en Plaza de Mayo, para dar vivas al ex secretario de Trabajo y Previsión, ante la indiferencia del público y de la policía, quién finalmente reaccionó y los disolvió arrojando unas cuantas bombas de gases lacrimógenos que, como puede observarse, hicieron lloran en forma abundante a los ‘esforzados’ manifestantes. Crítica, 17 de octubre de 1945. 

[16] La Nación, 17 de Octubre de 1945. 

[17] Clarín, 17 de Octubre de 1945. 

[18] Clarín, 17 de Octubre de 1945. 

[19] La Acción (San Juan), 17 de Octubre de 1945. 

[20] El Diario Español (Buenos Aires), 17 de Octubre de 1945. 

[21] Clarín, 17 de Octubre de 1945. 

[22] Clarín, 17 de Octubre de 1945. 

[23] La Nación, 17 de Octubre de 1945. 

[24] La Nación, 17 de Octubre de 1945. 

[25] La Época, 17 de Octubre de 1945. 

[26] La Nación, 17 de Octubre de 1945. 

[27] Clarín, 18 de Octubre de 1917. 

[28] Noticias Gráficas, 17 de octubre de 1945, 6° edición. 

[29] La Época, 17 de octubre de 1945. 

[30] Noticias Gráficas, 17 de Octubre de 1945, 6° Edición. 

[31] Clarín, 18 de Octubre de 1945. 

[32] La Época, 17 de octubre de 1945. Edición Extra. 

[33] Clarín, 18 de Octubre de 1945. 

[34] Entrevista a Florencio Rodriguez, Avellaneda, 2003. 

[35] La Época, 17 de Octubre de 1945, contratapa. 

[36] Gambini, Hugo; Op. cit., pág. 65. 

[37] Clarín, 18 de Octubre de 1945. 

[38] Idem. 

[39] Testimonio de Cipriano Reyes, citado en el diario ‘La Calle’ de Avellaneda, el 17 de Octubre de 2002. 

[40] Noticias Gráficas, 17 de Octubre de 1945. 

[41] La Época, 17 de Octubre de 1945. 

[42] Noticias Gráficas, 17 de Octubre de 1945. 

[43] Entrevista a Jesús Mira. Avellaneda, 2000. 

[44] La Prensa, 19 de Octubre de 1945. 

[45] La Nación, 19 de Octubre de 1945

Acerca de Hernán Bravo

Director y fundador del periódico La Voz de Piñeiro desde 2003. Técnico superior en Periodismo egresado de TEA en 1998.

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