Por Ariel Cortés Nota escrita en marzo de 2006
En la avenida Bernardino Rivadavia 302 se encuentra uno de los comercios más tradicionales de la localidad de Piñeiro. Se trata de una heladería artesanal y familiar: Trieste. SU “alma mater” es José Margalejo, fundador de la heladería quien día tras día y con sus propias manos les da vida a más de setenta variedades de helados, entre ellos varios sabores de helado dietético, apto para diabéticos y celíacos, una novedad para cuando comenzaron a venderlos.
Los orígenes de Trieste se remontan hasta el año 1963 cuando inauguraron su primera sucursal en la avenida Galicia en su esquina con Perú. La iniciativa siempre fue un proyecto familiar. José, su madre, su esposa Adelia y su cuñado, dieron los primeros pasos. Luego se sumarían sus dos hijas, Mariana y Adriana.
La historia de los Margalejo y su relación con las heladerías es bastante particular. José provienes de una familia de fundidores, su abuelo tuvo una de las primeras fundiciones del barrio en 1912, ubicada en Lebensohn y Rivero. Su incursión en el mundo del helado artesanal fue una apuesta. A los 23 años y ante una propuesta de su cuñado decidió arriesgarse. “A esa edad se toman muchos riesgos.
Piñeiro lucía muy distinto en aquellos años. Barrio fabril por excelencia, sus calles rebosaban de pequeñas, medianas y grandes industrias. Entre estas últimas la empresa SIAM, donde José compró las primeras heladeras conservadoras y fabricadoras de helados, lo que le permitió asistir a los primeros cursos que dio la fábrica para aprender a elaborar helado artesanal.
Así nació esta heladería que con los años se transformó en una tradición barrial. Es difícil encontrar alguna vecina o a algún vecino que no haya probado los helados Trieste antes o después de haber pasado por la placita del cohete.
Claro que no ha sido fácil para los Malgarejo mantenerse vigentes durante tantos años, mucho menos en la inestabilidad económica de nuestro país. Tuvieron una época de expansión en la década del 70, hasta la llegada al Ministerio de Economía de José Alfredo Martínez de Hoz cuyas políticas hicieron que los Malgarejo perdieran el local y los autos de la familia. “Cada 8 o 9 años los trabajadores reciben un golpe del poder de turno y tienen que arrancar de cero”, afirma José.
A pesar de las crisis económicas que fueron atravesando Trieste a podido sostenerse en base a la calidad de sus productos y a la atención personalizada y familiar. Todos los procesos son realizados por la familia. Calidad y servicio son entonces la receta que le permitieron a esta tradicional heladería endulzar los paladares de varias generaciones de vecinos en Piñeiro
Querido José : Me alegra mucho que sigas trabajando al frente de tu heladería. Recuerdo lo sabroso de tus productos. Me sorprendió encontrar esta nota en Facebook. Que bueno ! Asi me permite conectarme con vos después de tanto tiempo. Eduardo ya no está, pero seguro se hubiese alegrado mucho de saber que están todos bien. Te mando un gran abrazo a vos y tu hermosa familia.
Hermosos recuerdos y unos riquísimos helados!!! Gracias!!!