Como todos los días, en la mañana del 22 de septiembre de 1976 Martha Bracco salió de su casa en la calle Humberto 1° al 1800 en la localidad de Piñeiro del Partido de Avellaneda rumbo a la sede central del Banco de la Provincia de Buenos Aires en la esquina de las calles San Martín y Bartolomé Mitre, en el microcentro porteño, donde trabajaba. A la tarde, se encontraría con su hermana Leticia para ir al cine como solían hacer.
El encuentro nunca sucedió. «Para mí la sacaron del banco porque cuando fui al otro día habían borrado el expediente y habían sacado la ficha de ese día», arriesga Leticia y agrega: «ese día no tenía ninguna reunión porque me pidió que la pasara a buscar”. Nadie vio nada o nadie se animó a contarlo. En total fueron 28 los trabajadores y trabajadoras del Banco Provincia secuestrados y desaparecidos durante la dictadura cívico militar.
A Martha le decían Chichita. Entró a trabajar al banco, cuando a los 17 años se recibió con el mejor promedio en la primera camada de egresadas del Instituto Dolores Sopeña en Avellaneda. La foto de ese curso aún permanece colgada en la Dirección del establecimiento. En la entidad bancaria, Chichita ingresó a trabajar a la sucursal Avellaneda, luego a la de Lanús hasta llegar a la Casa Central.
Cuando fue secuestrada, Martha estudiaba psicología y daba clases de Ciencias Políticas en la Universidad John Fitzgerald Kennedy, una carrera que había completado mientras trabajaba en el banco. “No pasaba mucho tiempo en el barrio, no había internet entonces, ella iba a la biblioteca para investigar sobre diferentes temas. Era muy estudiosa. Su habitación estaba llena de libros», contó Leticia.
«Marta era una persona idealista, estudiosa y noble. Nosotros estamos muy orgullosos de ella”, describe Leticia. Fue en su trabajo donde comenzó su militancia política, sobre todo la lucha gremial. Era delegada del sindicato de empleados del Banco Provincia y participaba de la Juventud Trabajadora Peronista. «Ella estaba muy preparada para hacer política, hablaba con claridad y datos precisos», sostuvo Leticia.
Con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, los militares también intervinieron el Banco Provincia. «Marta tuvo una discusión con el nuevo interventor y se subió al escritorio y le cantó la marcha peronista», recordó Leticia. «Ellos estaban luchando por las cosas que les habían sacado a los bancarios, como por ejemplo que los puestos fueran hereditarios», contó sobre la situación de ese momento. Entonces, renunció a su trabajo pero le pidieron que vuelva. Y volvió. Tenía entonces 31 años.
Durante los primeros meses de la dictadura ya habían desaparecido algunos compañeros suyos del banco y de la Universidad. «Cuando los perros que teníamos en la terraza ladraban de noche a mi hermana le agarraba pánico», contó Leticia. En esa época fue cuando la familia le pidió que dejara de trabajar y de militar. Martha fue terminante: «Prefiero morir de pie que morir de rodillas».
«Nosotros no teníamos teléfono, pero cuando Martha no iba a volver avisaba a lo de una tía que vivía a la vuelta, ese día no llamó. Chichita no llamó», recordó. «Hicimos las denuncias en capital, todas las semanas íbamos al Ministerio del Interior, a los dos años mi mamá murió de tristeza, antes había muerto mi abuela del disgusto», continuó.
Tras recorrer los lugares que recorrían los miles de familiares de desaparecidos, comenzaron a aparecer los que sacaban ventaja de la situación. «Se presentaban en casa personas que ofrecían información a cambio de dinero. Mi viejo vendió casa, terrenos para pagar esa información, quedamos en la ruina total», dijo Leticia. También la familia sufrió el desprecio de los que no entendían lo que pasaba. «Con el tiempo las cosas fueron cambiando», aseguró. Martha no fue vista en ningún centro clandestino, su cuerpo no fue recuperado.
Que triste testimonio,la patria y el pueblo tiene q saber lo mal q lo paso la gente q procuraba hacer. respetar los derechos del pueblo .Siendo presidente d la Mutual del Personal d Ferrum,un socio fundador me pide q dirigía una acción mutualista para q los compañeros d trabajo puedan tener su vivienda propia,me asesoro y me dan los detalles necesarios para poder conseguir el prestamo para 100 viviendas,en la primera convocatoria hubo 600 anotados,de 1500 socios,en la empresa actuaban 3 sindicatos los cuales apoyaban la gestión,lo principal era ser propietario del terreno,para lo cual debían aportar los futuros propietarios,un delegado de la U.O.M me lleva a hablar con el intendente d Avellaneda,quien se asombra x mi edad(28) y me ofrece la donación del terreno óptimo para edificar las viviendas,me dan 3 posibles opciones,concurrió al Banco Hipotecario,frente a Plaza d Mayo para q me indiquen cual era el ideal.
Estuve d 10 a 18,en el interior del banco recorriendo distintas oficinas ,para lograr el visto bueno d la entidad ,al retirarme con la decisión del Banco y llevarla a la Intendencia d Avellaneda,en la parada del micro para volver a Avellaneda la policía Federal pone un arma en mi espalda y me lleva demorado a la comisaria d Constitución y encerrado en un calabozo,eran las 19 horas del 23 d marzo de 1976,pude hacer durante la noche notificar a mi familia quien fue a la empresa y dar la noticia,entre el Jefe d Seguridad y los 3 gremios lograron mi liberación el 24 d Marzo d 1976 a las 11 d la mañana,x q nadie supo dar el motivo de mi detención,eso si me investigaron y bloquearon las cuentas d la Mutual hasta finalmente habilitarme y absolverme totalmente ,.
El día q fue liberado x la noche derrocaron al gobierno democrático y a los 2 meses copo la planta el ejercito militar y se llevo 9 compañeros d trabajo q x suerte d después d varios meses fueron liberados .
Nadie tiene idea lo q se sufre con las injusticias y prisiones autoritarias ,me gustaría q todos sepan lo q paso para lograr un país mejor y justo,nadie debe quedarse mirando,este país se hizo con trabajo,lucha y conciencia y lo poco q queda hay defenderlo.