HERALDO MARUCCO: UN PERIODISTA DESAPARECIDO EN PIÑEIRO

Texto extraído del libro de Franco Salomone, Maten al mensajero

A las cinco y media de la tarde del 5 de mayo de 1977 un automóvil Fiat 600, que se desplazaba a alta velocidad, frenó sorpresivamente frente a la panadería de la calle Coronel García al 400 de la localidad bonaerense de Avellaneda. La espectacular acción sorprendió a los vecinos, que al salir de sus casas, vieron a un hombre descender del vehículo con un FAL en sus manos y avanzar con decisión hacia la entrada del comercio. En el interior, la dueña de la panadería, creyendo que estaban por asaltarla, alcanzó a pasar el cerrojo de la puerta. Junto a ella se encontraba el ex secretario adjunto de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires, Heraldo Juan Marucco, que había ido a comprar bizcochos de grasa para acompañar los mates de la tarde.

-A él- gritó el desconocido-, venimos a buscarlo a él. A usted no le vamos a hacer nada. ¡Abra la puerta o la bajamos a tiros, carajo!

Mientras la mujer ganaba tiempo fingiendo que no podía abrir, su marido le dijo a Marucco que escapara por la cuadra de la panadería. Saltó ágilmente un techo bajo y de allí descendió sobre la calle Rosetti con el propósito de alcanzar el Riachuelo o los galpones de la fábrica TAMET. Había pasado toda su niñez en el barrio y conocía cada recoveco como la palma de su mano. La suerte no estuvo de su lado. Junto al FIAT 600 habían llegado varios Falcon de los que descendieron hombres de civil, exhibiendo sus armas. Rodearon la manzana y descubrieron a Marucco, que cuando fue detenido rengueaba, tal vez por haber recibido el impacto de una bala (Se escuchó un solo disparo en todo el operativo) o bien por haberse golpeado al caer del techo de la panadería. Se lo llevaron encapuchado. Frente a la panadería los coches comenzaron a dispersarse. En uno de ellos, junto a los secuestradores, un hombre que presentaba huellas claras de haber recibido un duro castigo, miraba con la vista perdida, más allá de la ventanilla del coche, su cuerpo quebrado por la tortura, su espíritu derrumbado por haber entregado a un amigo.

Heraldo Juan Marucco había ingresado muy joven a la Editorial Atlántida como empleado. Tenía quince años. En poco tiempo fue designado delegado gremial y cuando rondaba los treinta años llegó a ser Secretario Adjunto de la APBA, Asociación de Periodistas de Buenos Aires. En el momento de su secuestro tenía 34 años y estaba casado con Eva Beatriz Sosa. Tenían dos hijos: Martín y Mariano.

Años después de la desaparición de Marucco, su mujer Eva y su hijo Mariano, fallecieron en un accidente de tránsito ocurrido cerca de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires.

Acerca de Hernán Bravo

Director y fundador del periódico La Voz de Piñeiro desde 2003. Técnico superior en Periodismo egresado de TEA en 1998.

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